08 junio, 2007

Viajar Tranquilo

Seguro que no es el primer caso, ni el último, pero el otro día leí la historia de un hombre que tenía preparado un viaje a Estados Unidos, para ver el Gran Cañón del Colorado. El caso es que al contratar el viaje, también pagó las excursiones concretas que iba a realizar, el alquiler de un vehículo, etc. y abonó el precio final con una tarjeta de crédito. Normalmente las tarjetas llevan una serie de seguros que cubren los pagos realizados.

El problema fue el siguiente; por motivos de trabajo se vio obligado a renunciar al viaje. Cuando fue a cancelar el viaje, para que le reembolsaran el dinero, recurrió a los seguros de la tarjeta y comprobó que, la suya, no era una causa garantizada y no le iban a devolver nada. Había perdido su dinero y su viaje.

El propio protagonista de la historia declaró que con todo esto, por lo menos, había aprendido la lección y que no volvería a contratar un viaje sin contratar, también, un seguro que le cubra imprevistos, situaciones inesperadas o cualquier clase de incidencia que le impida viajar.
Estas situaciones ocurren a diario, y la mejor manera de no salir perdiendo en ellas es asegurarnos de que no vamos a perder nuestro dinero, ni nuestro tiempo libre resolviéndolas.

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